Un ejemplo del riesgo que corren los que surcan los mares en pequeñas embarcaciones, sobre todo si son de vela. Y si no a ver cómo se explica que un barco de 75.000 toneladas, de más de 200 metros de eslora y botado en 2009, con todos los medios electrónicos (radar, navegador por satélite, ordenadores de a bordo, etc. etc.) se lleve por delante una isla de 200 metros de alto a eso de las 4 de la mañana, con 22 tripulantes a bordo. Debían estar durmiendo como troncos, o vaya usted a saber… Los más perjudicados, como siempre, los pobres pingüinos que viven en la isla.